¡Hola! ¿Cómo están?
Les doy la bienvenida a este boletín semanal que empieza hoy. Pero antes de que lleguen las maravillas que van a recibir en el futuro, quería contarles cómo nace este boletín y por qué estamos hablando de palabritas, poetas y cortes de verso y no de cualquier otro tema quizás más útil para la vida.
El Club de poemas es un grupo de whatsapp en el que no se puede hablar, solo mandar poemas ajenos. En un año, pasaron más cosas de las que a priori podía esperar de gente que acepta ese pacto silencioso. Hubo trolls, batallas de poemas de gatos, discusiones políticas, preguntas y respuestas sobre temas serios, reacciones enfurecidas a poemas que no gustaron. Todo con versos de otros. Casi todo, en realidad, pero los miembros del club que reciban también este mail me van a permitir la libertad que me tomo al no nombrar las cosas que baneamos. Cuando lo pienso un rato, me maravilla el delirio hermoso que construimos.
Pero hay algunas cuestiones que este grupo, aunque efectivísimo, no resuelve. Y son precisamente las que hacen que los poemas existan. ¿Por qué se enfurece la facción más tradicionalista cuando mandan un poema que les parece berreta y arremeten con uno de Garcilaso? ¿Qué es lo que pasa cuando alguien manda un poema de Emily Dickinson y le responden con dos traducciones que, de tan distintas, me dejan pensando si no tendré que ponerme ya a mejorar mi inglés para poder disfrutar esos tres poemas nuevos para mí? ¿Hace cuántos años alguien copió en una hoja de carpeta ese poema que hoy nos mandó en una foto?
Organicé entonces para este boletín (en el que voy a escribir solo hoy, y quizás alguna que otra vez si tenemos que rellenar alguna entrega) una serie de secciones para ordenarnos un poco. Cuatro son las secciones definidas y ya hay gente increíble escribiendo sobre los temas que conocen y que adoran. ¿Habrá más secciones en el futuro? ¡Claro que sí, pregunta retórica! El futuro está lleno de ñoñadas, pero todavía hay que descifrar con quién aliarse para resolverlas.
Vamos a tener:
- Los oficios de la poesía: ¿Cómo se trabaja con la poesía? Expertas y expertos en el tema nos cuentan por qué editar, traducir, vender (y otros verbos en infinitivo) es diferente cuando se trata de poesía..
- Contar con los dedos: ¡Métrica para dummies! Arrancamos con cuatro entregas sobre la métrica española.
- Canon privado: Alguien selecciona y comenta poemas de un poeta o una poeta que le queme la cabeza. ¿El objetivo? ¡Entusiasmo y versos nuevos!
- Miscelánea: La parte no técnica pero preciosa que nos perdemos por no hablar en el grupo: las historias alrededor de la poesía.
Eso es todo, queridas personas que se aventuraron a suscribirse a este boletín sin que hubiera nada antes para mirar, sin saber quiénes van a escribir, sin ningún amigo o amiga que les diga “¿Sos parte del club?”. Les agradezco esta apuesta, les prometo que vamos a ocupar su bandeja de entrada con correos interesantes de los que, si todo sale bien, editora, autores y autoras vamos a ir aprendiendo a hacer mejor. Porque si hay algo en lo que cree este boletín es que a hacer se aprende haciendo, sean poemas, mesas o newsletters.
Quiero agradecerles también a Ana Santopinto por responder con amor todos los mensajes que le mandé porque creí que Mailchimp me odiaba, y por diseñar la página de suscripción preciosa que seguro ya visitaron. A Federico Reggiani por el versito que los invita a suscribirse y por los versitos que le haré escribir en el futuro, como una suerte de fantasma alejandrino. A Bernardo Abad por el logo precioso que nos prestó. Y a los siete autores y autoras que ya están escribiendo, pero que no voy a nombrar para no aguarles la sorpresa.
Nos leemos el martes que viene para averiguar cómo se edita poesía.
Tengan una buena semana.
Cata Reggiani.