El boletín de esta semana lo escribió Afri Aspeleiter, la editora de Concreto. Invité a Afri a escribir sobre editar por dos razones. En primer lugar, admiro el trabajo que hace. No solo es una gran editora en el sentido más romántico del trabajo (elegir manuscritos, tomar cafés, corregir textos) sino en las partes menos glamorosas: tiene los excels más hermosos que vi en mi vida. Y esto me lleva a la segunda razón. Me dejaba muy tranquila saber que lo que contara iba a tener de estas dos cosas. En español usamos una palabra (editora) para lo que en inglés se puede nombrar con dos (editor y publisher). A veces puede pasar que nos olvidemos una u otra parte del oficio, pero Afri supo desde siempre combinar ambos significados, para que trabajen juntos y se luzcan cuando se los nombra en una sola palabra.
“¿Cómo se edita poesía?” me preguntó Cata. Le respondí que no sé, que si averigua me cuente. Lo que sucede es que no existe una forma, un modo, un método para hacerlo. Si lo hubiera, nos facilitaría muchas cuestiones a les editores, pero también haría que no se note cierta dedicación que suele verse donde sí hay trabajo de edición. Así que no sé, Cata, le dije. No tengo una respuesta universal, científica o investigada, a lo sumo puedo contar cómo lo hago yo. Por eso les pido que no lo tomen como una verdad absoluta, está muy lejos de serlo.
Cuando decido publicar un libro sé que me esperan por lo menos cinco meses de trabajo codo a codo con la autora. Nunca publico libros que no estén trabajados entre las autoras y las editoras de la editorial, aunque el texto llegue “cerrado” (¿cuándo un texto está cerrado?). Me parece clave y, en ocasiones, hasta un valor agregado que el texto esté trabajado a conciencia y que se note, luego, tanto en el texto como en el libro en sí, de nuevo, la dedicación. Para eso, el proceso de edición del texto es fundamental.
Una vez que decido si un libro se publica, esos meses de trabajo incluyen: editing, diseño de tapas, pensar el texto de contratapa, corrección ortotipográfica y prensa y difusión. Varias de las tareas las hacemos en simultáneo. Desde el principio, por ejemplo, empezamos a pensar en la fotografía de tapa y en el concepto que queremos expresar. Mientras, vamos haciendo el editing y pidiendo el texto de contratapa que, en general, lo escribe alguna otra poeta o escritora que, en cierto modo, forma parte de la concepción del texto.
Cuando hablo de editing, hablo de dos cosas: el macroediting y el microediting. La poesía se trabaja de una forma diferente a la narrativa. En narrativa, cuando hablo de macroediting, me refiero a la estructura de la novela, por ejemplo; en poesía, pienso también en el objeto libro, es decir, ya no en la estructura del contenido, sino en el continente. Cuando digo microediting, sí me refiero a un nivel sintáctico, más minucioso. Cata me preguntó si en poesía también existe esta instancia: yo creo que sí. Por su puesto que es una instancia un poco más sensible, no todes les autores aceptan bien las correcciones u observaciones, no todos los textos las admiten. Los poemarios suelen llegar muy trabajados en talleres o clínicas, los poemas muy pulidos. Por lo que podría decirse que esta instancia de edición, en ocasiones, ya se hizo en otros lugares. Yo siempre intento hacer microediting. A veces es más y otras veces es menos el trabajo que demanda cada libro.
Por otro lado, lo que también me interesa es imprimirle a ese trabajo lo comercial. Porque no nos olvidemos de que una editorial es también una empresa y, por lo tanto, tiene que vender y pensar en su público. Por eso, me interesa preguntarme una serie de cuestiones cuando hacemos la edición que tienen que ver más con cómo será recibido ese libro y por qué debería ser recibido. En general, este momento me sirve para resolver cuestiones de macroediting, porque es cuando me fijo qué buscan comunicar esos poemas, qué tipo de cuestiones organizan el orden del poemario y qué podemos potenciar.
Por ejemplo, en
, hubo que pensar muy bien el orden de los poemas ya que les correspondía un hilo narrativo que nos interesaba muchísimo y que hacía que el libro, el conjunto de poemas, funcione como unidad. Una vez que lo hicimos, nos dimos cuenta de que sumaba bastante separar algunos poemas en “capítulos” o partes y así lo hicimos. Lo mismo pasó con
, en donde los poemas formulan, si se quiere, una historia que algunas personas se animaron a definir como “una novela escrita a través de poemas”.
En conclusión, solo puedo decir que la edición es una instancia importantísima para el libro y que no siempre la encaramos igual. Me descubrieron: no tengo un método. Sorry, Cata, no pude darte una gran respuesta. Te revelé el secreto: hay libros, poemas, en donde predomina el sonido y el ritmo, y libros donde predomina el sentido y donde hay una búsqueda más de unidad o de hilo narrativo. Eso es algo en lo que trabajamos cuando empezamos la edición. Las correcciones que hacemos, entonces, nunca pueden ser las mismas. Cada libro admite un tipo de abordaje particular que vamos encontrando junto con la autora a medida que avanzamos en la edición.
Afri Aspeleiter