¡Hola, suscriptores de este Boletín! Espero que la innauguración de esta nueva sección los encuentre bien. La entrega de hoy es un capítulo del libro Two-way mirror: a Poetry Notebook, de David Meltzer (City Lights, 2014). El libro es una colección de apuntes sobre escribir y leer poesía que Meltzer fue recolectando y que usó durante un tiempo para dictar las clases que daba en el New College of California. El capítulo que nos toca hoy habla sobre las partes que constituyen un poema y da algunos ejercicios prácticos. Como con todo, pueden hacer algunos o pueden hacerse un café con leche y seguir con su día. Se van fijando.
Hablando de cafés, quiero agradecerles por los cafecitos que nos enviaron. Gracias a ustedes, Mila comió tarta de frutillas; Marina, cheescake y hoy anda en camino un Lemon Pie para Delfina. Meltzer murió hace cuatro años, así que no vamos a poder hacerle llegar una torta (salvo que alguno conozca alguna panadería del más allá), pero su contribución ayuda a llenar de azúcar a los autores del futuro <3
Partes: 1
¿Cuántas partes tiene que tener un poema para ser un poema?
Las que hagan falta.
Podés citarme.
Las que hagan falta para hacer que el poema sea el poema que vos querés que sea. Esas son las que tiene que tener.
Partes: 2 (con un problema)
Las palabras están hechas de sonidos ensamblados como clusters en música. Una palabra puede tener uno o más tonos.
Cuando decís “saxo alto” o “ukelele”, estás haciendo una canción específica.
Las canciones de cuna usan palabras que calman.
Las publicidades usan palabras con un tono muy especial. Ese que te induce a saltar de la cama, o del piso, o de la silla Eames en la que estabas sentado y correr al Farmacity más cercano para comprarle un paquete de protectores diarios Kotex a la esposa que planeás tener algún día.
Los cantantes de Jazz a veces sustituyen las palabras por sonidos que hacen que la canción suene más a un solo de trompeta que a lo que puede querer llegar a decir la letra.
Y hay más usos de los tonos y los sonidos en los que se puede pensar. Y deberías. Es un ejercicio interesante el de sentarse en el patio a intentar buscar en la memoria los usos de los tonos y los sonidos en el lenguaje. O, incluso mejor, sentarse en el patio y descansar.
El problema que me interesa que resuelvas es este:
Mostrame un poema con silencio. Describí el silencio.
Problemas adicionales
1.
Escribí un poema de amor que no use la palabra “amor” o sus sinónimos.
Hacé que el amor sea una presencia en el poema, un hecho.
2.
Escribí un poema de odio, una diatriba, que no mencione la palabra “odio” o sus sinónimos. Y, si es posible, que sea un poema que no mencione líderes mundiales y/o políticos, ya sean contemporáneos o históricos.
3.
Escribí un poema místico sin mencionar la palabra “Dios” o “Buda” o “Wotan”, etc.; sin mencionar lo invisible, lo inefable, el más allá, el interior; sin mencionar ángeles o demonios; círculos, maleficios, vevés, holy holy.
Escribí un poema místico sin usar nada del lenguaje que usualmente está asociado con la autoproclamada poesía devocional.
Hacé que un poema místico emerja de hechos establecidos de tu realidad.
Inventá símbolos nuevos, palabras nuevas, para expresar y definir tus valores sobre lo místico y las visiones; escribí rituales con las cosas que encuentres a tu alrededor. Escribí en ese lugar. El ritual preciso.
4.
Describí el dolor sin mostrarlo, sin describir la herida.
5.
Escribí un poema de dos líneas que evidencie con precisión todo lo que sabés al momento de escribir un poema de dos líneas.
Otros problemas irán apareciendo.
Aceptá, esperá tus límites. Exploralos.
El poema es un registro de ese proceso.
No importa que sea corto como un haiku, una copla o un aforismo. No importa que sea largo como un poema épico, se define un límite y el poema y el poeta trabajan dentro de esos límites.
Incluso la página en la que trabajamos es un límite establecido.
El poema se mantiene ilimitado.
Partes: 3
Puntuación.
Una forma de anotación.
Podés usar o no usar
comas,
o punto y coma;
o dos puntos:
o puntos suspensivos…
o rayas—
(o paréntesis)
o “comillas”
o asteriscos ***
o ¿signos de pregunta?
o rayas //
o podés no usar puntuación para nada.
A medida que lees y escribís, aprendés cuáles son los dispositivos que se ajustan al propósito del poema.
(...)
Partes: 5
El largo de cada línea de un poema ayuda a crear lo que se llama “medida”. La medida del poema, sus latidos, son el centro del poema, lo que le da impulso a las palabras.
Métrica, medida. La firma temporal del poema, la firma del poeta, su huella.
Todo poeta lucha en mayor o menor medida con el ritmo. Es un esfuerzo paradójicamente equilibrado. Aprendés cómo dejar que el poema siga su ritmo mientras, al mismo tiempo, le imponés tu sentido particular del ritmo.
Los músicos de jazz saben que no podés empezar a improvisar hasta que no manejás bien los ritmos. El poeta también aprende a trabajar el ritmo interno y el que rodea al poema y a darle valor al potencial tonal de su vocabulario.
Las palabras, como las notas, tienen un peso tonal (pero eso merece una sección aparte).
La puntuación, el tono de las palabras, el peso de la línea, todo ayuda a mantener la fuerza del ritmo del poema.
Partes: 6
Una estrofa es como un párrafo en prosa.
es una fila de palabras que se detiene
cuando una idea se detiene
para poder darte el espacio
para pensar en ello.
O una estrofa puede ser
más una
forma
de mostrarte
el sentido de
la voz de un poema.
Su ritmo
o su habla.
En el espacio
o en la hoja
en blanco
escribo oscuros
insultos en su contra.
Una estrofa puede tener una o dos o tres o cuatro o cinco o cien líneas.
Una estrofa puede ser una palabra.
Cada poema es como una pintura. Se construye a partir de diferentes partes. Trazos, capas, superficies, texturas, formas que se relacionan y crean juntas un total.
Partes: 7
Voz. Todos escuchamos alguna vez “él todavía no encontró su voz” o “Tenés que encontrar tu propia voz”.
La voz es la esencia, lo que distingue el trabajo de un poeta del de otro. Una cualidad que hace que se lo reconozca inmediatamente.
Será siempre una fuente de misterio y frustración para quienes no son capaces de encontrarla, pero sí pueden ver que parece aparecer de forma tan natural en otros.
Voz. Es lo que es. Inequívoca. Una rareza. Nadie puede poseerla, no importa cuánto lo intenten.
Nunca te sientas deshonesto o poco honorable por probarte las ropas del maestro. Es un ritual básico. Pero acordate de sacartelas antes de empezar a creer que son tuyas. Van a tragarte.
David Meltzer.